La verdadera humildad no es pretenciosa o fingida, una persona humilde sabe quien es y es honesta. No podemos ser quienes somos si no sabemos como somos, y sino sabemos quienes somos muy difícilmente nos acercaremos a Dios en oración ya que somos hijos de El y necesitamos acercarnos a El como hijos.
Se imaginan ustedes a sus hijos acercarse tímidamente a pedirles algo? Algo andaría mal si nuestros hijos nos piden las cosas con timidez. Como hijos de Dios nosotros podemos caminar valientemente y recordarle lo que El nos ha prometido creyendo quienes somos en Jesucristo, asegurando nuestro papel como hijos de el y sin llegar con un temor interior. El nos ha llamado hijos que nunca olvidaremos que El nos ve con ojos de un Padre.
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